Sombra virtual

viernes, julio 13


Queridos amigos virtuales,

Estoy exultante y animosa, aunque también desconcertada y pesarosa ahora que he regresado a mi hogar virtual. Gracias a la inestimable ayuda de Gregor, finalmente he adquirido un nuevo ordenador portátil. Puedo decir con toda seguridad que mi nuevo MacBook es eficiente a la par que elegante, aunque debo decir que le encuentro una pequeña objeción, y es que no entiendo como no existe un modelo en color rosa. Por supuesto, me he maravillado y quedado sin aliento al ver el maravilloso regalo de cumpleaños que Gregor me ha dedicado: este nuevo diseño para mi humilde diario íntimo y personal. Absoluta y completamente sublime, mi querido amigo.

El motivo de que tenga el corazón contrariado es que he descubierto, no sin una mezcla de asombro y pavor que ha erizado mis pestañas, que alguien ha intentado suplantar mi identidad en el mundo virtual mientras yo estaba ausente. Por lo que he podido investigar, esa ingrata sombra ha escrito un texto tal como este a los amigos de mis queridos amigos virtuales:

Querido amigo del alma,

Te desearía lo mejor si no fuera porque el calor del sombrero que sostiene mi largo cuello me impide pensar con lucidez. A veces, cuando miro la copa de martini que descansa a mi lado, pienso si no sería mejor que me hubiera ahogado aquel día en el cuenco de
punch de aquella horrible fiesta.
Te pediría disculpas por mi falta de claridad, pero es que he pasado tan mala noche que no tengo fuerzas para hacerlo, creo que ni las olas de la marejadilla hacen tanto ruido como el que ahora se produce en mi delicada cabecita rubia, que no sirve para nada más que para sostener sombreros. La verdad es que no tengo idea de cómo puedo estar atinando tan bien las teclas de este extraño electrodoméstico.
Creo que lo mejor será irme de
shopping a gastar con mi tarjeta de crédito alguna suma desorbitada, una que la gente de a pie no verá ni en toda su vida. Será una buena forma de satisfacer profundamente mi ego.

Siempre tuya,
Pamela


No hace falta que diga, queridos, que yo nunca usaría tal lenguaje para dirigirme a ninguno de vosotros, pues muchas de esas palabras no figuran en mi refinado vocabulario ni tales actitudes en mi mente. Además, yo nunca usaría la palabra sombrero para referirme a mis preciadas pamelas y, desde luego, nunca se me hubiera pasado por la cabeza ahogarme en un cuenco de ponche. Un horror de cinco diminutas patas me recorre la piel con sólo pensarlo.

Por tanto, os pido encarecidamente disculpas en mi verdadero nombre, queridos, y solicito a esa sombra virtual que abandone la oscuridad para mostrarse ante mí y deje de intentar suplantarme pues, a parte de inútil, resulta bastante desagradable.

Siempre vuestra, y contrariada
Pamela

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Diamantes... 3

  1. Escrito por Blogger Snap

    domingo, julio 15, 2007 12:49:00 p. m.

    no pasa nada. Entiendo que estos comentarios en internet corren. suplantar personalidades a mucha gente parece darsele bien. Sigue ocmo hasta ahora

    un beso^^

     
  1. Escrito por Anonymous Anónimo

    domingo, julio 15, 2007 1:08:00 p. m.

    Oh, mi querida y rosada Pamela,

    entiendo muy bien lo que te pasa. Mis padrastros se ponen como escarpias de pensar en aquella vez que Menta de Esmeraldas intentó suplantarme. Fue una experiencia que me dejó un sabor amargo a sangría corrompida.

    Pamela, eres genuina, nadie puede imitar tu saber estar y tu finura como nadie sabe imitar mis movimientos de prótesis tan genuinos.

    Y por el Chico Sangría, no sufras, el beber sangría hecha por mí con una receta vilanovense encontrada casualmente bajo mi almohada supura las heridas de mi marcapasos.

    Siempre rosado, y embriagado de licor,

    Sangría de Rubíes

     
  1. Escrito por Anonymous Anónimo

    martes, julio 17, 2007 10:51:00 a. m.

    Queridos amigos virtuales,

    Snap, de nuevo mis disculpas en mi nombre real. Gracias por tu comprensión, querido.

    Sangría de Rubíes, ahora, cada vez que leo tus extrañas palabras, siento una extraña sensación de familiaridad que rodea mi alma con un halo de insospechada esperanza. No acabo de entender muy bien el núcleo de tu existencia, pero no estoy preocupada por ello porque puedo sentir en la curva de mis delicadas pestañas que me irás perfilando tu excéntrico mundo poco a poco, igual que una aceituna se desprende de la carne hasta revelar su hueso, desprendiendo un preciado oro líquido en el proceso.

    Siempre vuestra,
    Pamela

     

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