Cóctel: Caipirinha
jueves, junio 1
Entre apagada y aburrida, me dejé caer unos minutos por la sala de fiestas de mi hotel. Estaba un poco baja de moral por culpa de lo sucedido en el club social, y sólo el martini que reposaba sobre mi mano cual animal de compañía me animaba un poco. En honor a la invitación de Marco que rechacé, que salió a uno de los locales de salsa que tanto le gustan, le pregunté a Alessandro sobre ese cóctel tan popular en Brasil: la caipirinha. Sus labios empezaron a expulsar sabias palabras que me apresuré a anotar debidamente en mi glamourosa agenda.
Al parecer, el ingrediente clave en la elaboración de una buena caipirinha es la cachaça, un aguardiente que se obtiene de la caña de azúcar y que, poco a poco, se ha ido convirtiendo en el espíritu nacional de Brasil, en un símbolo de identidad del país y de sus gentes. La historia de la cachaça se remonta 400 años atrás, cuando los dueños de las plantaciones comenzaron a servirla a sus esclavos porque incrementaba su vigor corporal. En el transcurso de los años se fue depurando su destilación y empezó a beberse en las mesas del Brasil colonial.
Este cóctel fresco y exótico está triunfando internacionalmente tanto como lo ha hecho en Copacabana Beach. El caipirinha tradicional está hecho con cachaça, azúcar y limas machacadas, pero a veces se sustituye la cachaça por vodka, tomando entonces el nombre de caipiroshka, o por el ron, en cuyo caso se le conoce como caipirissima.
- Una lima cortada en 8 partes
- Dos cucharadas de azúcar blanco
- Medio vaso de cachaça
- Medio vaso de hielo picado
- Un chorrito de frescura personal
- Adorno: pajita y rodaja de lima
- Cristalería: vaso on the rocks
Lavar la lima con agua abundante y secarla bien. Cortarla en ocho partes y ponerla en un vaso de cristal resistente junto con el azúcar. Machacarlo con ayuda de un mortero de madera, con cuidado para extraer el jugo y la pulpa de la fruta sin que se desprendan demasiado los aceites de su piel, ya que amargarían el cóctel. Añadir el hielo picado y la cachaça, y ¡shake, shake, shake! Agitar, quiero decir. Hacer dos e ir rápidamente a la playa más próxima a buscar a alguien especial a quien ofrecerle tan deliciosa bebida. Ideal para tomarlo en una veraniega playa de ensueño rodeada de palmeras.
Etiquetas: Cócteles
martes, junio 06, 2006 1:56:00 a. m.
Querida Pam!
Me hizo mucha ilusión que fueras tu quien me contestara en el blog de Föed, siento no haber contestado pero la verdad es que estos días he estado algo desconectado, muy ocupado, muchas cosas en la cabeza, los exámenes a la vuelta de la esquina…
Hace poco que he acabado una conversación que me ha entristecido un poco, pero que creo que el resultado puede ser muy positivo, aunque me parece que eso solo lo opino yo, más de un amigo me meterá bronca, pero creo que en este caso vale la pena recibir estas pequeñas reprimendas.
Y tu dirás, ¿y esto a que viene? Pues que después de la conversación digo voy a entrar en el Blog de Pam que seguro que me transmite un poco de su magnifica enfermedad llamada felicidad.
Puedo resistirme a todo excepto a la tentación, ¿así que eso es lo que decía el texto de Föed? Sinceramente mi ingles es lo suficientemente malo para no haber entendido nada de eso...
Pues la verdad es que es una muy bonita frase, porque sin la tentación no seriamos lo que somos hoy, ¿no crees?
Me parece que me estoy hiendo mucho por las ramas, espero que no te moleste.
En relación a tus últimos post, tranquila a todos los cerdos les llega su “Sant Martí”, si Samantha es tal y como la describes no creo que tarde en caer por su propio peso…
Creo que me despido por esta noche,
Embriagado por tu esencia y con ganas de preparar una Caipirinha, Kim.