Imagen: el perfume más caro del mundo
lunes, diciembre 17
Queridos amigos virtuales,
El perfume más caro del mundo.
Con este lema como alfombra ha entrado la semana pasada en el libro Guinness de los récords la edición “Imperial Majesty” del perfume de Clive Christian “No.1 for Women”, creado en honor al 50 aniversario del reinado de Isabel II y cuyo indecente precio es de 136.000 euros. Se puede encontrar en los maravillosos almacenes Saks de la Fifth Avenue de Nueva York, no sin antes haberla encargado previamente, por supuesto.
El envoltorio que contiene medio litro de esta exquisitez no es menos glamouroso que la fragancia: un frasco de cristal de la firma Baccarat adornado con un diamante blanco en el cuello, láminas de oro de dieciocho kilates y acompañado de una reproducción de la corona real británica que hace las veces de cierre. El elevado precio de este perfume se debe al lujoso diseño de la botella, al coste del proceso de elaboración —que se prolonga un año entero— y al de sus doscientos ingredientes de gran rareza —entre los que se encuentran vainilla de Tahití cristalizada, madera de sándalo indio centenario, melocotones blancos, cardamono, jazmín, bergamota o clavel.
Pero todos estos detalles que hacen referencia a la corona real inglesa no son casuales, queridos. En 1999, la empresa de Clive Christian se hizo con la perfumería “Crown Perfumery” —fundada en 1872 en Londres y famosa por haber obtenido de la Reina Victoria el permiso para usar la corona como símbolo calidad y excelencia— y se inspiró en su historia plagada de misterios y su antigua fórmula para dar vida a una nueva gama de fragancias de lujo naturales, exquisitas e increíblemente complejas.
Para vender artículos de lujo a un precio indecoroso no hay nada como envolverlos en un aura de absoluta exclusividad y glamour. Cuanto más difícil sea de conseguir, más se justificará su precio. ¿Alguien dijo que el buen perfume viene en frasco pequeño?
Sincerely yours,
Pamela
El perfume más caro del mundo.
Con este lema como alfombra ha entrado la semana pasada en el libro Guinness de los récords la edición “Imperial Majesty” del perfume de Clive Christian “No.1 for Women”, creado en honor al 50 aniversario del reinado de Isabel II y cuyo indecente precio es de 136.000 euros. Se puede encontrar en los maravillosos almacenes Saks de la Fifth Avenue de Nueva York, no sin antes haberla encargado previamente, por supuesto.
El envoltorio que contiene medio litro de esta exquisitez no es menos glamouroso que la fragancia: un frasco de cristal de la firma Baccarat adornado con un diamante blanco en el cuello, láminas de oro de dieciocho kilates y acompañado de una reproducción de la corona real británica que hace las veces de cierre. El elevado precio de este perfume se debe al lujoso diseño de la botella, al coste del proceso de elaboración —que se prolonga un año entero— y al de sus doscientos ingredientes de gran rareza —entre los que se encuentran vainilla de Tahití cristalizada, madera de sándalo indio centenario, melocotones blancos, cardamono, jazmín, bergamota o clavel.Pero todos estos detalles que hacen referencia a la corona real inglesa no son casuales, queridos. En 1999, la empresa de Clive Christian se hizo con la perfumería “Crown Perfumery” —fundada en 1872 en Londres y famosa por haber obtenido de la Reina Victoria el permiso para usar la corona como símbolo calidad y excelencia— y se inspiró en su historia plagada de misterios y su antigua fórmula para dar vida a una nueva gama de fragancias de lujo naturales, exquisitas e increíblemente complejas.
Para vender artículos de lujo a un precio indecoroso no hay nada como envolverlos en un aura de absoluta exclusividad y glamour. Cuanto más difícil sea de conseguir, más se justificará su precio. ¿Alguien dijo que el buen perfume viene en frasco pequeño?
Sincerely yours,
Pamela
Etiquetas: Imagen
