Reencuentro con Alessandro

sábado, abril 12


Queridos amigos virtuales,

Mientras el ascensor del hotel descendía, respiré hondo e intenté mantener intacta mi calma. En cuanto las puertas se abrieron salí despedida con tacón decidido hacia la sala de fiestas y me senté en la barra, a la espera de que Alessandro apareciera. Seguramente estaba cerca atendiendo algún asunto de trabajo.

No sabía por qué, pero mi corazón se había empeñado en acelerarse. Me pareció ver que algunos duendes se escondían, traviesos y sonrientes, entre las copas de martini vacías. En realidad no había meditado mucho acerca de lo que iba a decirle, así que tendría que improvisar.

Tan sólo unos minutos después, Alessandro entró en la sala de fiestas hablando por teléfono, envuelto en la atractiva aura de misterio de siempre. Se sentó a mi lado y me sonrió, indicándome con la mano que le disculpara por hacerme esperar. Mi corazón se aceleró un poco más. Por lo que pude escuchar, hablaba con una mujer, aunque su tono de voz era frío y contenía una evidente carga de rencor. Cuando terminó de hablar, me abrazó con fuerza mientras reía de felicidad. Fue uno de los abrazos más maravillosos que jamás he sentido, tan emotivo que apaciguó mis latidos y serenó mi alma. Nunca dejaría de sorprenderme el efecto que Alessandro ejercía sobre mí.

– Perdona –dijo con cara de circunstancias–, hablaba con Aga.
– ¿Va todo bien?
– Bueno, hemos tenido algunos problemas últimamente.
– Vaya, lo siento –afirmé, sorprendida por su repentina franqueza. Era la primera vez desde que lo conocía que Alessandro me hablaba de algo personal–. La verdad es que me lo imaginé cuando te vi con Christopher aquél día –afirmé sin pensar, dándome cuenta de lo que había dicho demasiado tarde.
– En aquellos momentos Aga y yo habíamos dejado la relación. –Entonces me di cuenta de que Alessandro no le había sido infiel a su novia, como yo había supuesto.
– Ah, pensé...
– Yo nunca he traicionado a Aga –afirmó con rotundidad, muy orgulloso y en un tono de voz bastante seco.
– De hecho... –dudé. Me sentía ofendida porque de nuevo me trataba como si no hubiera estado presente el día que intentó seducirme. Tuve unas feroces ganas de recordárselo y en un primer momento me contuve pensando que no serviría de nada, pero al final los duendes que se ocultaban tras las copas saltaron sobre mí y cambié de opinión–. De hecho lo pensaba porque hubo una noche que estuviste a punto de volverme loca. La noche que me quedé a dormir en tu casa.
– ¿Qué? Pamela, no sé de qué me hablas. –Parecía sorprendido. Sin embargo, sonreía.
– ¿Ah, no?
– De verdad, es que no sé a qué te refieres –repitió.
– En fin –dije, muy cansada–, da igual. ¿Y en qué situación se encuentra tu relación con Aga en estos momentos? –me atreví a preguntar, ya que me había dado permiso implícitamente al hablarme del tema.
– La hemos retomado, pero hay algunos puntos bastante serios que solucionar.
– ¿Entonces vas a intentar solucionarlos?
– Sí. Mientras vea avances por su parte, aunque sean pequeños, confío en que la relación continúe adelante. Ya llevamos cuatro años.
– No sabía que llevabais tanto juntos. Realmente, es mucho tiempo.
– Sí.

Aunque sabía que no debía tener tales pensamientos, deseé que su relación con Aga fracasara. Y, por primera vez, me pregunté cómo serían las cosas entre nosotros de haberme dejado seducir por Alessandro aquella noche.

Sinceramente vuestra, y envuelta en una crisálida de arrepentimiento
Pamela

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Diamantes... 4

  1. Escrito por Anonymous Anónimo

    jueves, octubre 16, 2008 3:12:00 p. m.

    ¿No es verdad, ángel de amor,
    que en esta apartada orilla
    más pura la luna brilla
    y se respira mejor?

    Esta aura que vaga llena
    de los sencillos olores
    de las campesinas flores
    que brota esa orilla amena;
    esa agua limpia y serena
    que atraviesa sin temor
    la barca del pescador
    que espera cantando al día,
    ¿no es cierto, paloma mía,
    que están respirando amor?

     
  1. Escrito por Anonymous Anónimo

    jueves, octubre 16, 2008 4:09:00 p. m.

    Querido Poeta,

    Sin duda debe ser verdad, pues en esta playa particular, isla de ensueños y anhelos, la luna no sólo brilla más clara, sino en todo su esplendor.

    Y además, añadiría, que el aroma de las rosas permanece por doquier, acunando a quiénes mis escritos gustan leer. Así es y así lo he dicho, mas con toda mi humildad, alzo en el aire mi copa, para contigo brindar.

    Y si el azar quisiera que regresaras a mí, las olas de ésta, mi playa, te recibirían con un murmullo sin fin.

    Siempre tuya, aleluya
    Pamela

     
  1. Escrito por Anonymous Anónimo

    domingo, noviembre 23, 2008 8:36:00 p. m.

    Oh, mi negra, qué fiera sos vos

     
  1. Escrito por Anonymous Anónimo

    miércoles, diciembre 03, 2008 6:24:00 p. m.

    Querido lobo,

    Oh, pobre de mí, que no soy más que lo que las circunstancias de la vida me obligan a ser. En realidad soy un ángel bajado de los cielos, pero hay quién se empeña tozudamente en despertar mi demonio interior.

    Siempre tuya,
    Pamela

     

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