Sangre de primavera
miércoles, mayo 3
Nunca pensé que me encontraría en esta situación. Qué giros de la vida en el momento menos esperado. Me siento como una quinceañera con sus primeros zapatos de tacón, arropada por esa sensación erótica de sentirse sexy, como cuando todo el mundo se despierta de repente en una calle transitada para admirar a la persona que hace ese sonido tan eróticamente atractivo con los pies, que transmite tanta seguridad al estar envuelta en un velo irresistible de feminidad.
Me siento así porque hay algo que se ha encendido en mí. Algo erótico, sexual, sensible, desinhibido y desenfrenado. Esa semilla que espera recibir la primera gota de agua latiendo bajo tierra. Ahora despierta algo distinto en mis sentidos el sensual teclear de las masculinas manos de Gregor en su teclado, el cantoneo de las maracas de Marco en su incansable intento de enseñarme sus secretos o la voz de Michael al teléfono intentando que acuda de nuevo a su consulta. Incluso imaginarme como toma notas con su frenética letra de médico, y no digamos si veo el anuncio de mi querido chico martini.
Desde la fiesta de Alfred algo se ha despertado en mí y sé que es imposible intentar volver a apaciguarlo. He despertado a la bestia, liberado a los demonios del averno. Ahora he de aprender a controlarlos. Esas pequeñas bestias que viven dentro de nosotros: los instintos animales.
Eternamente vuestra, y acalorada
Pamela
Etiquetas: Mi vida
viernes, mayo 05, 2006 5:25:00 p. m.
Sabes Pamela, en momentos como este, me gustaría conocerte realmente, pues haces que parezca que en la vida nada es tan preocupante. A todo se le resta importancia. ( Quizás parece contradictorio lo que digo, pues sé que en la última publicación explicaste que tuviste que irte a París arreglarte esa uña que se te partió, pero es así la sensación que me transmites ).
Me encantas! Forever! Every sé!
Nenu M.