Carta para Gregor
lunes, julio 2
Te mando esta carta porque puedo sentir en cada una de las pestañas que pueblan mis ojos que estáis preocupados por mí, pero no hay motivo para estarlo, querido, pues la razón de que haya permanecido incomunicada este último tiempo es muy sencilla.
Llegué a Londres tan de improviso como mi corazón se llenó del ímpetu que Linus me transmitió con sus certeras palabras en nuestra última sesión. Decidí... enfrentarme definitivamente a mi pasado, por ello viajé sola hasta Birmingham y te pido encarecidamente que ofrezcas mis disculpas a Christopher por ello, al que no avisé ni di ninguna explicación.
Pero lo cierto es que huí cuando estuve frente a las oscuras fauces del pasado. No tuve el suficiente valor, mi querido Gregor. Es verdad que conseguí que mi mano hiciera impactar el tenebroso tirador y hasta me adentré en los pasillos enmoquetados de la antigua mansión, pero mientras el servicio me hacía esperar frente a una taza de té, el pánico se apoderó de mí y tuve que salir corriendo tan rápido como podía volar el ala de mi pamela.
Fue entonces cuando me di cuenta de que había perdido mi precioso bolso Louis Vuitton y ése precisamente es el motivo de mi aislamiento comunicacional. Con él perdí mi inestimable portátil, mi estiloso teléfono móvil, mi glamourosa agenda, mi documentación y, lo que es mucho peor, la última sombra de ojos de Estée Lauder con efecto atardecer. Una total tragedia.
Si bien, he de reconocer que mi ignominiosa visita a las puertas del pasado no fue en vano. Cuando yacía postrada entre las zarpas del raquítico sofá, rodeada de rancias fotografías en sepia y blanco y negro, recordé algo que creía haber olvidado por completo. En una de esas fotografías mi querida madre posaba junto a un marido y una hermana muy jóvenes, luciendo una joya cuya imagen chisporroteó en mi mente actuando como llave de una caja herméticamente sellada, cual varita mágica.
Decidida, impulsada por unas alas invisibles, me dirigí al internado en el que pasé gran parte de mi infancia. Ahora estoy en él, mi querido Gregor, intentando que se desvele ante mí el motivo que me ha traído aquí.
Antes de despedirme debo pedirte que atiendas mi diario íntimo y personal, y que dispongas para mis acérrimos lectores mi video preferido del apuesto y galante chico martini. También es importante que les transcribas esta carta, pues no quiero que mis amigos virtuales se preocupen innecesariamente por mí. Ya sólo me queda transmitirte un afectuoso saludo y que des noticias mías a nuestros amigos, incluida Samantha, la que espero que se encuentre ya completamente recuperada del accidente.
Siempre tuya, y agradecida
Pamela
Etiquetas: Mi vida
miércoles, julio 04, 2007 4:11:00 p. m.
Rosado McGregor,
viendo la pantalla de mi ordenador a través de mi copa de sangría he llegado a la conclusión de que mis empobrecidas retinas no pueden interpretar bien el texto que intento leer. Así, me he dispuesto a leer la pantalla sin sangría por el medio, sino con ella en mi estómago.
Rosado, ¿podrás enviar nuestros comentarios a la rosada Pamela para que pueda enviarnos sus comentarios o es demasaido complicado?
Embriagado por tanta sangría sólo me queda decir que
Siempre rosado, y con problemas en la vista,
Sangría de Rubíes