Cóctel: Dry Martini
martes, noviembre 28
Queridos amigos virtuales,
La curiosidad me recorre y me tortura como sé que os debe estar recorriendo y torturando a vosotros, queridos, y lo siento, pero no he podido encontrarme con Linus todavía para que me cuente qué es lo que había dentro de mi particular caja de Pandora. Dice que le han surgido unos imprevistos y que nos veremos dentro de unos días.
El jueves os dejé cuando fui a visitar a Alessandro al bar de mi hotel. Allí me deleitó con uno de mis cócteles preferidos, el Dry Martini, en honor a mi regreso a la vida y la alegría. Me comentó Alessandro que, según cuenta la leyenda, este glamouroso cóctel surgió por el año 1910 cuando a un barman del hotel neoyorquino Knickerbrocker apellidado Martini se le ocurrió aromatizar ginebra seca con un vermut seco para ofrecerlo como aperitivo a sus clientes. Hay otras versiones que ubican el origen del cóctel en San Francisco o en Venecia, pero al parecer la de Nueva York es la que tiene más partidarios.
Este cóctel empezó a ganar popularidad porque era el favorito de John D. Rockefeller ―el que fuera el hombre más rico del mundo―, ya que era el único que aceptaba como aperitivo. Hemingway, escritor y premio Nóbel, ayudó a extender la receta insistiendo en su origen veneciano en “Al otro lado del río y entre los árboles”, donde su protagonista tomaba el cóctel al “estilo Monty” en un bar de Venecia. Winston Churchill tenía un método propio que consistía en dejar pasar la luz del sol a través de una botella de vermut muy seco antes de que llegase al vaso mezclador en el que estaban el hielo y la ginebra. Finalmente, el cine ayudó a popularizar esta bebida hasta límites inimaginables, primero cuando lo tomaba Humphrey Bogart y más adelante cuando James Bond lo pedía “Shaken. Not stirred” ―agitado, no mezclado―, algo que ha sido muy criticado porque al agitarlo se enturbia y agua la bebida, y más cuando al parecer lo tomaba con vodka en lugar de ginebra.
El Dry Martini original se elaboró con un vermut marsellés muy seco llamado “Noilly Prat” ―que según Alessandro es el más indicado para este cóctel― y no con el vermut de Turín, como cualquiera se podría imaginar. Alessandro no está de acuerdo pero, en mi opinión, queridos, esto es un completo error, aunque debo reconocer que el Dry Martini de Alessandro es de lo más delicioso. La ginebra debe ser inglesa y muy seca, una Tanqueray o una Gordon’s son las más populares hoy en día, pero Alessandro dice que la Plymouth es ideal.
Desde entonces al rey de los cócteles le han surgido innumerables derivados, como el Sweet Martini ―que se prepara con vermut dulce en lugar de seco―, el Medium Martini ―que combina el vermut rojo y el seco― o el llamado Vodkatini ―con vodka en lugar de ginebra.
- Unas gotas de vermut seco -Noilly Prat
- Ginebra -Plymouth
- Una aceituna con hueso
- Un trozo de piel de limón
- Un suspiro de placer
- Cristalería: copa de martini
En un vaso mezclador ―si se ha enfriado previamente mejor― con abundante hielo añadir unas gotas de vermut seco que aromatizarán el cóctel, agregar la ginebra que llenará la copa y remover, no batir. Es importante evitar al máximo que el hielo se licue, porque se aguaría el cóctel. Verter sobre la copa y retorcer sobre ella un trozo de piel de limón en forma de media luna, dejándola colgada sobre el borde para que decore. Añadir una aceituna pinchada en un palillo, la reina de las aceitunas, y servir. Ideal para tomar en una apuesta y elegante compañía.
La curiosidad me recorre y me tortura como sé que os debe estar recorriendo y torturando a vosotros, queridos, y lo siento, pero no he podido encontrarme con Linus todavía para que me cuente qué es lo que había dentro de mi particular caja de Pandora. Dice que le han surgido unos imprevistos y que nos veremos dentro de unos días.
El jueves os dejé cuando fui a visitar a Alessandro al bar de mi hotel. Allí me deleitó con uno de mis cócteles preferidos, el Dry Martini, en honor a mi regreso a la vida y la alegría. Me comentó Alessandro que, según cuenta la leyenda, este glamouroso cóctel surgió por el año 1910 cuando a un barman del hotel neoyorquino Knickerbrocker apellidado Martini se le ocurrió aromatizar ginebra seca con un vermut seco para ofrecerlo como aperitivo a sus clientes. Hay otras versiones que ubican el origen del cóctel en San Francisco o en Venecia, pero al parecer la de Nueva York es la que tiene más partidarios.
Este cóctel empezó a ganar popularidad porque era el favorito de John D. Rockefeller ―el que fuera el hombre más rico del mundo―, ya que era el único que aceptaba como aperitivo. Hemingway, escritor y premio Nóbel, ayudó a extender la receta insistiendo en su origen veneciano en “Al otro lado del río y entre los árboles”, donde su protagonista tomaba el cóctel al “estilo Monty” en un bar de Venecia. Winston Churchill tenía un método propio que consistía en dejar pasar la luz del sol a través de una botella de vermut muy seco antes de que llegase al vaso mezclador en el que estaban el hielo y la ginebra. Finalmente, el cine ayudó a popularizar esta bebida hasta límites inimaginables, primero cuando lo tomaba Humphrey Bogart y más adelante cuando James Bond lo pedía “Shaken. Not stirred” ―agitado, no mezclado―, algo que ha sido muy criticado porque al agitarlo se enturbia y agua la bebida, y más cuando al parecer lo tomaba con vodka en lugar de ginebra.
El Dry Martini original se elaboró con un vermut marsellés muy seco llamado “Noilly Prat” ―que según Alessandro es el más indicado para este cóctel― y no con el vermut de Turín, como cualquiera se podría imaginar. Alessandro no está de acuerdo pero, en mi opinión, queridos, esto es un completo error, aunque debo reconocer que el Dry Martini de Alessandro es de lo más delicioso. La ginebra debe ser inglesa y muy seca, una Tanqueray o una Gordon’s son las más populares hoy en día, pero Alessandro dice que la Plymouth es ideal.
Desde entonces al rey de los cócteles le han surgido innumerables derivados, como el Sweet Martini ―que se prepara con vermut dulce en lugar de seco―, el Medium Martini ―que combina el vermut rojo y el seco― o el llamado Vodkatini ―con vodka en lugar de ginebra.
- Unas gotas de vermut seco -Noilly Prat
- Ginebra -Plymouth
- Una aceituna con hueso
- Un trozo de piel de limón
- Un suspiro de placer
- Cristalería: copa de martini
En un vaso mezclador ―si se ha enfriado previamente mejor― con abundante hielo añadir unas gotas de vermut seco que aromatizarán el cóctel, agregar la ginebra que llenará la copa y remover, no batir. Es importante evitar al máximo que el hielo se licue, porque se aguaría el cóctel. Verter sobre la copa y retorcer sobre ella un trozo de piel de limón en forma de media luna, dejándola colgada sobre el borde para que decore. Añadir una aceituna pinchada en un palillo, la reina de las aceitunas, y servir. Ideal para tomar en una apuesta y elegante compañía.
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