Interrogantes del corazón

viernes, enero 25


Queridos amigos virtuales,

Mi uña trazó un interrogante sobre el diván. Linus me miraba atentamente, esperando una respuesta. Y lo cierto era que no sabía qué responder. Mi psicoanalista tenía una gran habilidad para llegar a los puntos inconclusos de mi alma.

—¿Eso es un Ojo de Horus? —Como tardaba en responder, Linus reparó en el colgante que me había regalado Samantha días atrás.
—Me lo regaló una amiga.
—Bueno, no nos distraigamos, que ya nos queda poco tiempo. Y bien, ¿qué me dices?
—No lo sé, querido —suspiré—. O sea, a veces no sé qué pensar. Yo siento que no estoy cerrada al amor, porque anhelo con todas mis fuerzas que Cupido atraviese mi corazón, pero mentiría si dijera que no me parece extraño que todos tengan relaciones mientras yo siempre estoy soltera.
—¿Y por qué no sales con ningún hombre?
—Porque se da la casualidad de que todos los que he conocido desde que estoy receptiva tenían algún impedimento: unos estaban casados o emparejados, otros traumatizados o desquilibrados, algunos sencillamente no iban en serio, hubo quién estaba demasiado lejos, y a otros no tuve ni siquiera tiempo de conocerlos —dicho así sonó tan patético que me eché a reír—. Sé que parece que eche la culpa de todo a los demás, pero es que es cierto, ¿sabes?
—¿Y no será que buscas impedimentos para no arriesgarte? El amor es peligroso, porque amar a alguien es darle el poder de hacerte daño. Es normal que te dé miedo.
—Sinceramente, querido, no lo creo. No me considero cobarde. Es verdad que nunca he tenido una relación estable, pero no por eso debería establecer una que se no sostenga sobre unas bases que yo considere sólidas, ¿no? Debo encontrar a la persona adecuada.
—Yo sólo quiero que entiendas que no debes esperar a que el príncipe azul venga a rescatarte sobre su caballo blanco —escuchando a Linus no pude evitar imaginarme a Christopher cabalgando por el bosque sobre su purasangre negro, con el torso desnudo bajo el sol—, porque si no puede que llegue un día que te des cuenta de que estás sola y que has desperdiciado tu vida buscando algo que no existe más que en tus fantasías.
—Tú sí que sabes cómo animar a una dama —sentí que el puño de la soledad me desgarraba por dentro.
—Pamela, lo digo por tu bien. Al final, lo único que importa es el amor, créeme.
—Lo sé.
—Iremos hablando sobre ello más adelante —cerró la carpeta y se puso en pie, señal de que la sesión había terminado.
—Por cierto, Linus, hay algo de lo que me gustaría saber tu opinión antes de marcharme.
—¿De qué se trata? —preguntó mientras se ajustaba la corbata con un gesto de lo más seductor.
—La cuestión es sencilla. Tengo un amigo que me cortejó antes de marcharme a Inglaterra —Linus me miró con renovado interés, porque era la primera vez que le hablaba de alguien concreto de mi vida personal—. Lo cierto es que me gusta, pero me vi obligada a rechazarlo porque tenía pareja. Lo que ocurre es que desde que regresé tiene un comportamiento muy extraño conmigo. Se muestra tenso y distante.
—¿Has hablado con él?
—No he podido, y no creo que quiera. Prefiere hacer como si no hubiera ocurrido nada. Me siento frustrada y confusa. Me parece injusto recibir un castigo por un crimen que no he cometido.
—Bueno, seguramente siente una mezcla de emociones contrapuestas al verte. Por un lado se debe sentir atraído por ti, a la vez que culpable por ello y por intentar traicionar a su pareja. Probablemente se siente juzgado al estar contigo, porque le rechazaste. Hizo algo que estuvo mal, es consciente de ello y de que tú también lo eres, y eso le debe hacer sentir incómodo en tu presencia, por lo que tiende a alejarse de ti. Además, hay personas que se sienten dolidas ante el rechazo.
—Oh, Linus, te expresas tan maravillosamente bien que me dejas estupefacta. Y dime, ¿qué debo hacer?
—Depende, ¿qué es lo que quieres?
—Que seamos amigos como antes, eso es todo.
—Entonces deberás hablar con él. Intenta ser clara y directa, pero si no quiere hablar no le fuerces. En ese caso deberás hacerle saber en su lenguaje que por tu parte no hay ningún problema y que no le juzgas. Eso debería ayudarle a permanecer a tu lado el tiempo suficiente para que se acostumbre de nuevo a tu contacto sin sentirse mal. Aunque puede que le lleve algún tiempo.
—Muchas gracias, Linus. Así lo haré.
—Ahora debo dejarte. ¡Tengo una reunión en cinco minutos!
—¡Hasta el próximo día, querido!

Mi voz se perdió tras los pasos de Linus, que se fue corriendo a su reunión cargado con un montón de libros. Me quedé sentada en el diván, en silencio, acariciando el colgante de mi madre y pensando en Alessandro.

Siempre vuestra, e inconclusa
Pamela

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Diamantes... 2

  1. Escrito por Anonymous Anónimo

    viernes, marzo 14, 2008 11:34:00 p. m.

    Oh, o-o-ooo-oooo-o-oo-oooo-oo-o-oooooh, mi rosada Pamela,

    Cada vena de mi cuerpo rebosa ese dulce néctar nombrado sangría. No sé cómo ha sucedido. A cada vaso de agua que intento beber se torna rosado y su insipidez se transforma en un dulzón sabor a frutas envinadas.

    Pamela, crees que debo empezar un periplo hacia Tierra Santa de la Sangría para reencontrar mis orígenes? Oh, se me tambalean las prótesis sólo de pensarlo.

    Siempre rosado, y algo nauseabundo

    NeoSangría de Rubíes

     
  1. Escrito por Anonymous Anónimo

    viernes, marzo 28, 2008 11:58:00 a. m.

    Querido Sangría de Rubíes, oh, oh,

    Creo que debes ir donde el corazón te lleve. Siente lo que él te dicta y fluye en esa dirección, pues él tiene la sabiduría máxima, y aunque pueda equivocarse, te acercará a la felicidad más de lo que crees.

    Rosa y tuya,
    Pamela

     

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