Tengo mucho que agradecerte, Helena, mi querida Helena. Lágrimas de emoción acuden a mis ojos sólo con pensarlo. Cada una de tus palabras ha resbalado por los contornos de mi cultivado cerebro como las aceitunas resbalan por la lisa superficie de una copa de cristal de bohemia para sumergirse en ambrosía, llegándome tan adentro como nadie se imaginaría. Reproduzco aquí nuestras conversaciones:
- Yo:
Estimada "Arroyina":
No tenía el placer de haber leído tus interesantes palabras todavía pero siempre hay una primera vez para todo.
Quizás notes hoy el tono de mi voz algo triste pues ayer tuve un desengaño... aunque no quisiera que pensaras que siempre será así, suelo estar bastante alegre normalmente... ¡sea dicho que mi copa de martini ayuda bastante! Sólo quisiera no volverme a sentir tan incomprendida como pudiera pasarme ayer. Ojalá mis palabras no sean malinterpretadas y que no te sepa mal que ponga mi granito de arena a tu diario.
Debió ser dificil para tí, tanto anhelo de independencia... yo tuve la suerte de tener unos padres que viajaban mucho y en sus largas ausencias nuestro criado, Ambrosio, me dejó hacer todo lo que quise. Realmente me alegro que acabaras aceptándolo, pues Barcelona es exuberante. Cada vez que sobrevuelo esta ciudad desde mi avioneta comento a Marco las bellezas que parece albergar en su interior.
Tal vez, debería presentarme formalmente ante tí. ¡Dios mío, qué tarde es!Querida, he de dejarte, dentro de 30 minutos llega Marco y tengo que prepararme, hoy tengo que impresionarlo.
Siempre tuya,
Pamela
- Arroyina:
Tinc pupa al cor i una amant de martinis amenaçant escriure per aquí sovint... segurament serà més interessant q el q pugui dir jo, així que m'esperaré fins q digui algo :) -- Al menys, si ella m'escriu, tindré un lector... una lectora... per extranya que sigui... igual em farà sentir normal..?
I aquesta nit he vist un reportatge, "callejeros: cinco euros y pico", que m'ha impactat prou com per no ser al llit en aquest precís instant tot i haver d'anar a fer de dependenta a la tenda de la uni demà pel matí a primeríssima primera hora. Per cert, hi haurà PA DE PESSIC DE XOCOLATA i ROSQUILLES DE LA MAMEN. Algú s'anima a fer begudes alcohòliques caseres? Igual tu, Pamela?
- Yo:
Estimada Arroyina:
Mientras la aceituna de mi martini se desliza por mi garganta, me siento pletórica y hasta tengo lágrimas en los ojos de ver cómo me has tenido en cuenta en tu escrito, aunque no por ello dejo de sentir que te duela el corazón, algo que en verdad me pesa. Una vez yo también perdí a una buena amiga y lo pasé francamente fatal, recuerdo que ésa fue la primera vez que tomé a solas una copa de martini bianco. Pero de eso ya hace algunos años.
Desde luego no soy ni mucho menos más interesante que tú. La vida me ha enseñado algo: que todos sin excepción somos especiales y cada uno tiene algo que asombra y gusta a otro. Aunque francamente, entre tú y yo, hay alguna que por mucho que se esfuerce y pretenda tener clase, no hay nada que hacer. La clase es una de las cosas que no se compra con dinero, y la verdad es que a algunas nos sobra, ¿verdad querida?
Desde luego tienes en mí a una acérrima lectora, mientras me permitas participar en tu diario sabrás que así es, y puedes sentirte tan normal como yo me siento, y no porque te escriba o te lea, de seguro que tienes muchos maravillosos lectores deseando conocerte y que ya te conocen, sino porque aquél que halla su sitio y su gente se encontrará a gusto consigo mismo y tan normal en su propia piel como respirar el aire puro de las fuentes termales de mi centro de belleza.
Tengo que añadir que me ¡encantaría hacer las bebidas caseras que necesitas! Pero debo reconocer aunque me pese que soy pésima en la cocina, Ambrosio nunca me dejó mover un dedo en ella. ¡Pero mi amigo Marco hace unos mojitos de vértigo!
Tuya para siempre,
Pamela
- Arroyina:
ARA ÉS EL MEU CUMPLE!
21 anyets, ja, que és prou. No sé quina hora dirà això que és a l'hora de postejar-ho però pel meu rellotge són ja les 00:02 així que, legalment avui és el meu cumple.
- Yo:
Querida Helen,
Espero que no te importe que te llame por tu nombre, como hacen tus amigas, aunque si prefieres que te llame Arroyina no tienes más que decírmelo, ¿de acuerdo querida?
Comenzaré por decir que siento un gran pesar en mi interior por no haber entrado en tu blog justo el día de tu cumpleaños, pero es que he tenido unos días demasiado tristes... ¡Es imperdonable, lo sé! ¡Pero debo felicitarte aún con retraso! ¡¡Felicidades Helen!! Espero que hayas pasado un día fantástico con tus amigas, rodeada de todo el lujo y el glamour que te mereces.
Pero son sólo 21 años... como le dije en su día a Föed, te quedan tantas cosas por vivir, ¡que envidia! Envidia sana, por supuesto, para ti sólo quiero lo mejor.
A raíz del cumpleaños de Föed decidí pedir hora para mi cirujano Michael, ya que el suceso me recordó lo de la edad, los años no pasan en valde querida, y anteayer fue ese día, el día que tenía cita con Michael. Dice que sería mejor no hacerme ningún retoque por ahora. Me deprimí tanto que me quedé tres o cuatro días, ya no recuerdo, sin salir de la habitación. Ni Marco ni las maracas, ¡ni siquiera que se me acabara el martini rosso!, conseguían sacarme de la cama. Pero al final comprendí que estaba desperdiciando mi tiempo, y me dije: ¡hay que vivir! O sea que ése es mi regalo para ti: aconsejarte que vivas todos los momentos al máximo, tanto los tristes por tristes como los alegres por felices, unos no existen sin los otros. Y el tiempo no regresa Helen, disfruta de cada momento, de cada etapa, de la de estudiante, de la de la independencia, de las pequeñas alegrías que caben entre los pliegues de una sábana, del amor, de la amistad...
Sincerely yours,
Pamela
- Arroyina:
Querida Pamela,
en primer lugar, mil gracias por las felicitaciones y los consejos. Ni que decir tengo que esa es también mi filosofía de vida: una mezcla equilibrada entre el Carpe Diem y el cálculo racional de placeres de Epicuro, si mal no recuerdo. Lo de llamarme Helen... bueno, no quiero parecer malcarada pero sólo una o dos de mis amigas me llaman así y pueden porque son ellas, pero yo, personalmente, prefiero Helena o arroyina, o si te quieres inventar otro nombre con el que dirigirte a mi tampoco será un problema, siempre y cuando avises que se refiere a mi para poderme identificar en tus palabras. Supongo que me entenderás, son pequeñas manías que cada uno tiene a su manera y que para los demás no parecen tener sentido o lógica alguno (y seguro que tu misma tienes algunas, y me entenderás).
A parte de eso, no dejo de alegrarme por tu determinación de vivir la vida, y por la decisión de tu cirujano de no retocarte más, no me acaba de gustar la idea de que cambien la fisonomía o incluso el físico de alguien (y una cosa son retoques y otra... bueno, para que un cirujano decida no hacer nada hay que haber llegado a extremos insospechables!). Así que me alegro doblemente por tus ganas de ser feliz y te aseguro que yo haré los posibles por sentir lo propio. De momento lo llevo bien :)
Esperando más notícias tuyas cuando vuelva a escribir, también
Sincerely yours,
Helena, o como gustes.
- Arroyina:
La verdad es que ni siquiera me apetece decir nada... así que esperaré a que Pamela siga escribiéndome su vida en el blog -- ya me he descubierto varias veces entrando a mi propio blog para ver si ella había dicho algo más, pero de momento parece que no hace más de un comment por post, así que tendré que actualizar más a menudo.
- Yo:
Querida Helena,
Me extasia lo bien que te expresas. No tengo palabras querida. El cálculo racional de placeres de Epicuro... oh, es tan... ¡orgásmico! Ja, ja, ja, ¡perdona la vulgaridad! Pero me ha salido del alma.
Por cierto, me presentaré como es debido. Disculpa mi falta de formas pero a veces olvido los modales que me enseñaron en el internado en que tantos años de la infancia pasé, en Inglaterra. Me llamo Pamela Débora Serena Von Mismarch Spropenhauen.
Pero querida, espero que mi rancio abolengo no te engañe y no haga que me juzques mal, porque no soy como la mayoría de estirados de alta alcúrnia. Como la Marquesa de Roncesvalles, sólo con acordarme de ella se me erizan las pestañas.
Yo valoro a las personas por lo que son, por lo que llevan dentro, historias y pequeños detalles tan ricos en matices como los colores del caleidoscopio de la hija de mi criado Ambrosio que solía cojer a escondidas de mis padres porque decían que eso era de pobres. No las valoro por la cantidad de oro y diamantes que cubre su cuerpo, aunque he de decir que hay diamantes que, oh, han conseguido enamorarme. ¿Será el diamante el mejor amigo de la mujer como he oído decir?
¡Querida! ¡No me he cambiado la fisonomía! Nunca haría tal cosa. Me gustan las líneas que dibujan mis formas desde que tengo uso de razón, nunca me desdibujaría con un bisturí. Simplemente me inyecté un poco de... botox... inocentemente para hacer desaparecer unas pocas lineas de expresión que el poco caballeroso Cronos se ha empeñado en cincelar en mi piel, y ahora que quería hacerme un lifting por primera vez resulta que no podía. Qué pesar...
No sabes la emoción que embarga mi grácil cuerpo. No sé como verbalizarlo. La copa de martini temblaba en mi mano cuando he leído que esperabas que escribiera. Te confesaré que yo también me he sorprendido entrando en tu diario desde mi portátil para ver si me habías contestado. En la piscina del ático, en la sala del piano, en la fuente termal de mi centro de belleza desde la que ahora te escribo... Si no he hecho más de un comentario por, ¿post se dice?, ha sido por prudencia, por no arriesgarme a molestarte. No me gustaría repetir un malentendido como el de Föed.
Tuya siempre,
Pamela
- Yo:
Querida Helena,
Ahora, sobre las sábanas de seda de mi cama victoriana y con un fresón impregnado de martini estallándome en la boca, se me ha ocurrido pensar en que al otro lado de la red, en alguna parte, tengo a alguien a quien contar mis aventuras, mis vivencias: tú. He encendido con premura mi portátil y me he dispuesto a escribirte con la emoción recorriéndome por momentos desde las puntas de los dedos de los pies. Hacía mucho que no tenía esta maravillosa sensación que me embarga llenando cada poro de mi piel, y he recordado algo.
Olvidé mencionarte, que cabeza la mía (mi tía siempre me decía que sólo servía para sostener laaaargas pamelas, por mi largo cuello), que mi fin de semana, como el tuyo, ha sido de los más grandes que he tenido últimamente. Ha sido porque, como bien sabes, ha sido carnaval. ¡Y me fui con Marco a Brasil! ¡No sabes la ilusión que me hizo! Me disfracé de cabaretera de los años cincuenta y me lancé por las calles bailando charlestón a ritmo de samba cual quinceañera en su primera fiesta, maracas en mano. Oh, querida, que subidón (¿no es así como decís ahora los jóvenes?). Disfruté como nunca.
Además, me permití darme un pequeño capricho. Algo que siempre había deseado desde hacía algunos años y nunca me había permitido el lujo de cumplir. Pero Marco me animó, así que lo hice. Contraté al chico martini, sí, al del anuncio, para que me hiciera de acompañante durante todo el fin de semana. Oh, querida, me sentí tan... joven y revitalizada. Es incluso más varonil que en la televisión. Y ese gesto con el dedo sobre sus labios, tan sensual... era la envidia de todas cuando iba cogida de su brazo.
Sinceramente tuya,
Pamela
- Arroyina:
Dios, qué alegría, Pamela! Cuán afortunadas son algunas, que pueden ir a Brasil para un fin de semana... debió ser un palizón de vuelo, no?
He estado pensando en hacerte miembro de mi blog para que puedas postear tu entradas, cuantas quieras y cuando quieras, pero no hay forma de hacerlo. También he estado pensando en regalarte un blog, seguro que aprenderías a usarlo en un plis, como decimos los jóvenes desde hace generaciones, puesto que se te ve al día y con ganas de vivir, y aprender... Yo también, me estás dando unas ganas de catar tan rica bebida... martini... nunca me llamó demasiado la atención, pero nunca nadie me había hablado tan bien de ella, así que se tendrá que intentar, algún día! Sólo espero que no me guste tanto como a tí, porque con 21 recién cumpliditos tendría un buen problemón si no me pudiera deshacer de la botella. Más que nada porque yo tendré que trabajar, tarde o temprano, porque mis apellidos no llevan dinero. Una lástima, oye.
Bueno, espero que te siga yendo todo tan bien. En cuanto al chico martini... podrías enviar una fotico, dejarla por aquí... aunque con mi novio me basto y me sobro de virilidad, y cariño, y amor, y otras cosas que no suenan tan bonitas, jeje.
"O-sea, eniuei", ara a les nenes: dijous nit festa cumple?
(perdona que no te invite, queridísima Pamela, pero deben pasar como mínimo 6 meses, 2 semanas y 3 días para que me sienta con suficiente confianza como para conocer en persona a alguien que conozco por internet, y el número crece proporcionalmente según la diferencia de edad - es más fácil encontrar un viejo verde de 45 que un chaval verde de 23, y aun siendo los dos verdes, parece más sencillo deshacerse del de 23, no?)
- Yo:
Querida Helena,
No, qué va, fue un vuelo muy agradable, tanto de ida como de vuelta. El avión que tomé tiene dos plantas, piscina, casino y otras muchas comodidades que hacen el viaje muy ameno y distendido. Además iba con Marco, y con él nunca podría aburrirme.
He de confesarte que me temblaba el labio inferior al leer que pretendías compartir tu diario personal conmigo y casi se me cae la copa. Me has dejado impresionada y no sé como expresar mi agradecimiento. Gracias Helena, pero no podría aceptar tal ofrecimiento, es demasiado. No sabes lo que supone para mí poder escribir estos breves comentarios, con ellos tengo más que suficiente.
Me has hecho pensar en algo que nunca se me habría pasado por la cabeza al decir que esperas que el martini no te guste tanto como a mí. Tu tono me parecía dar a entender que tuviera algún tipo de problema y me ha preocupado. ¿Lo crees así? Querida, me es muy importante tu opinión y creo que le voy a preguntar a Marco acerca de ello.
Siempre tuya, pero algo preocupada,
Pamela
- Arroyina:
Querida Pamela,
no sabría qué decirte sobre lo del martini. En cada uno de tus comentarios hay mínimo una mención a la copa que te acompaña. Quizás no sea por adicción, quizás sea por placer (aunque en repetidas veces, el placer también pasa a otras fases). Yo recuerdo una época de mi misma en la que estaba como tu pero con las cervezas; aunque no era mi estilo de vida normal, lo llevé durante dos meses en una estancia veraniega en Viena, donde las cervezas de medio litro van a medio euro. Cada post que ponía en lo que entonces era mi blog tenía alguna mención a la felicidad y a la creveza, demasiado a menudo relacionadas. Me quité cuando volví, a base de otras sustancias estupefacientes y diferentes beberages, aunque el amargo pero agradable, cosquilleante y fresco gusto de tan emotivo nectar sigue delectándome en momentos tanto de necesidad como de felicidad, pero ya no los de aburrimiento (ni los de estudio, ni los matinales, ni con las comidas, ni en tantas otras ocasiones quizás innecesarias). Aun así, querida Pamela, tu relación con martini es algo personal y yo no soy quien para juzgarla, ni para juzgarte (sólo faltaría). Es decir, "that's for you to know and for me to wonder".
Espero no haberte preocupado demasiado y, sobretodo, no te lo tomes como una ofensa. Tendría que volver a los viejos vicios para poder dormir si te supiera ofendida por mis palabras - si ése fuera el caso, ruego me disculpes.
Siempre tuya,
Helena
- Yo:
Querida Helena,
Ay, cuán mal me sabe no haberte escrito en todo este tiempo, mi querida amiga. Pero por lo que leo estoy segura que no me habrás hechado de menos, y me alegro por ello, no sabes cuanto.
Yo, por mi parte, me quedé muy preocupada por la cuestión de mis martinis y medité sobre ello algunos días. Sumida en la penumbra de las palmeras de mi playa artificial, intenté pasar algunos ratos sin probar una gota de tan deliciosa ambrosía. No pude hacerlo. Lo intenté varios días, dios sabe que lo intenté, pero no podía estar sin mojar mis labios en el cócktel.
Finalmente, algo aturdida, hablé con Marco sobre todo ello y estuvo de acuerdo contigo en que algo pasaba. Me aconsejó seriamente que fuera a una terapia de esas: alcó... anon... en fin, supongo que ya sabes a qué me refiero, eres una chica muy inteligente. ¡Qué apuro! ¡Quién hubiera pensado que yo, Pamela Débora Serena Von Mismarch Stropenhauen, tendría que pasar por tal calvario y vergüenza!
Pero me armé de valor y lo hice. Llamé a Michael, seguro que lo recuerdas, mi fantástico cirujano plástico, y le pedí si podía indicarme las señas de un buen médico especializado en ello que llevara el tema con total discreción. ¡Imagina que las arpías de mi club social se enterasen! Mi reputación estaría acabada, nunca podría volver a jugar al tenis ni al cricket.
No quiero abrumarte alargándome mucho más, querida Helena, sólo quería decirte que finalmente mañana tengo mi primera cita con un grupo altamente discreto de gente que, como yo, parece que sufre la maldición de no poder soltar de la mano esta maravillosa copa de cristal con este líquido tan extasiante... Me tiembla la mano sólo con escribir sobre ello. Era muy importante para mí que lo supieras, amiga mía.
Siempre tuya, y abrumada por el pesar
Pamela
- Arroyina:
Querida Pamela,
quiero que sepas que si necesitas a alguien con quien hablar, aquí estoy. Te doy todo mi apoyo moral en esta nueva aventura que vas a vivir. De estas cosas se aprende mucho. Además, con lo fuerte que pareces, mentalmente hablando, por supuesto, no creo que tengas tampoco demasiados problemas para acabar con ése mal que te pesa. Estoy segura de que habrás escogido un buen lugar para ello y de que no te faltarán otros placeres en la vida. Igual incluso encuentras otros intereses, otros placeres (y no me refiero a drogas duras, xxx nos salve), otras aficiones... Quien sabe, quizás este sea el principio de un cambio vital.
Te deseo la mejor suerte y reitero mi apoyo moral,
Helena
Etiquetas: Mi vida